LO QUE NO SE CONTO SOBRE
Francisco H. Ramos Mejía
Recopilador y Autor: Lic. Prof. Darío Mariano Bruno
Año 2013, actualizado en 2023
“Descubra lo que no se dijo y muchos no quieren saber sobre lo que hizo
o no lo dejaron hacer cuando se involucraba como Prócer de la Revolución Americana“
INDICE
Nacido en 1773 y fallecido en 1828, llegó a ser un poderoso hacendado, hombre público en los albores de la nacionalidad argentina, quien desde los días de Regidor del Cabildo de Buenos Aires en 1810 (año de la Revolución contra España), mantuvo y cultivó una sólida formación teológica y bondadosa espiritualidad cristiana. Este ilustre patricio argentino, encarnó junto con otros próceres, el intento de forjar la Argentina del respeto, del amor al desvalido hijo de Dios y la inclusión no violenta a la Patria del hombre originario, mientras compartía el evangelio de la salvación solo por Jesucristo y su Palabra. Pero otra fue la Argentina que decidió nacer.
Entre las creencias bíblicas distintivas que adoptase en los últimos 18 años de su vida estuvo la esperanza en el segundo advenimiento de Cristo como la solución final al problema humano y el respeto de los diez mandamientos originales (con el sábado incluido) como guía para el vivir cotidiano. Pero también se destacó en la defensa de la libertad religiosa de nuestros pueblos originarios, mientras la anhelaba para toda la patria naciente.
A diferencia de Juan Manuel de Rosas quien prefirió o debió recurrir a las armas y utilizar la fuerza que muchas veces terminaba en muerte, "Don Pancho" afianzó la fortuna de su esposa y proyectos agropecuarios, sobre la base del amor cristiano, la espiritualidad, el trabajo arduo, el respeto, la tolerancia, la inclusión, la pacificación y la guía del evangelio de la fe solo en Cristo. Dos Argentinas estaban naciendo, sobre bases diferentes, pero la de Ramos Mejía sería absorbida por la intolerancia, el prejuicio, el enfrentamiento y la mezcla de intereses económicos, políticos y religiosos tradicionales. |
Retrato de Francisco joven |
Nació en Buenos Aires el 11 de diciembre de 1773. Esa región austral de América del Sur, de la que Buenos Aires era la capital, se la conocía como el Virreinato del Río de la Plata, bajo el dominio de la corona española. Fue el octavo hijo de catorce hermanos en una familia de buen linaje, pero de poca fortuna. Francisco mostró desde pequeño amor por la vida al aire libre y afinidad por las cosas espirituales. Su educación, con maestros católicos, consistió en teología, gramática y lógica. Las cualidades de integridad y tenacidad, probablemente heredadas del abuelo materno, que era escocés y protestante, así como la disciplina por el estudio inculcada muy temprano en su vida, influyeron para que el joven Francisco nunca aceptara nada como verdadero, a menos que él mismo lo probara desde todos los ángulos posibles.
María Antonia de Segurola 1788-1860Espo |
Cabildo Abierto de Buenos Aires en 1810 |
Francisco amaba la vida al aire libre, donde pasaba horas supervisando el trabajo en sus tierras y observando las maravillas de la creación de Dios en esas vastas praderas argentinas. Allí crió ganado, instaló un tambo, fabricó queso y elaboró pan. Paralelamente desarrolló una intensa actividad cívica en beneficio de la comunidad, desempeñándose como Regidor del Cabildo de Buenos Aires, como Alférez Real, miembro de la Junta de Libertad de Imprenta y Elector de Delegados al Congreso de Tucumán . Tampoco dudó en involucrarse en la lucha por la independencia de España que su patria había iniciado hacía pocos meses. Contribuyó generosamente con sus recursos para equipar y financiar a las tropas de uno de los ejércitos que en 1810 se formó para defender a la naciente nación. Ese mismo año se unió al Concejo Municipal de Buenos Aires donde lo designaron como Defensor de los Niños. (Foto: dibujo del Cabildo de Buenos Aires en 1810)
Su dinamismo y su amor por la soledad pampeana lo motivaron a extenderse más allá de los límites de la civilización, en tierras de los aborígenes pampas.
Actuando en forma totalmente opuesta a las costumbres de la época, les compraba las tierras a los indígenas en lugar de tomarlas por la fuerza. Esta actitud tan inusual le ganó el respeto de los aborígenes, pero, más de una vez, lo puso en aprietos con las autoridades, quienes veían en los indígenas seres inferiores y explotables. No obstante, como la justicia y el espíritu pacifista formaban parte de las convicciones de Ramos Mejía, trató de practicarlas a lo largo de toda su vida.
Dibujo de Miraflores de autor desconocido y muy antiguo |
De esta forma, en armonía con la naturaleza y con la moral bíblica, Ramos Mejía fue un cristiano genuino y practicante. Protegió a los indios, pero neutralizó su tendencia natural al ocio, enseñándoles a trabajar incorporándolos a las actividades agropecuarias de su nueva estancia a la que llamó Miraflores (Foto). Allí logra el apoyo de un capataz baqueano y lenguaraz llamado José Luís Molina quien dominaba las lenguas agorígenes.
Indios Pampas levantados en armas |
El 7 de marzo de 1820, en representación de 16 jefes indígenas pampas, Ramos Mejía firmó con el gobierno de Buenos Aires el Tratado de Paz de Miraflores. Un año más tarde las autoridades rompieron ese acuerdo, atacaron a los indios pampas, y en una acción descomedida arrestaron a Ramos Mejía quien había censurado esa violación. Por supuesto que los caciques Pampas reaccionaron con "malones" a tamaña traición, pero no los involucrados como peones en Miraflores. El gobierno lo acusó de amistad complice con los Pampas, siendo confinado por el gobierno en su finca de Los Tapiales en Buenos Aires, desde donde siguió orientando el trabajo de su estancia pero a donde nunca pudo regresar. Con el espíritu quebrantado por la tristeza y víctima de una epidemia, murió el 5 de marzo de 1828. Tenía 54 años. (Dibujo: malón pampa)
Pero lo importante en el vivir no es cuánto vivimos, sino cómo vivimos. Ramos Mejía vivió de tal forma que influyó no sólo en su generación, sino también en las futuras. Era un hombre de acción y a la vez un individuo profundamente religioso. Solía pasar horas leyendo y meditando en la forma en que Dios había guiado a su pueblo en el pasado y sus planes para el futuro. Las influencias teológicas que recibió en su juventud nunca lo abandonaron. Estudiaba con regularidad su Biblia Vulgata, anotando en los márgenes. Aquel ejemplar sería quemado recientemente, al ser considerado "hereje" por una de sus descendientes disconforme. Con oportuna razón, uno de sus mayores biógrafos, el Dr. Clemente Ricci aseguró que, cuando se casó en 1804 (tenía 20 años), "la conciencia religiosa de Ramos Mejía estaba formada".
Manuel Lacunza 1731-1801 |
Un autor que influyó en el pensamiento de Ramos Mejía en relación con las profecías bíblicas referidas al pronto regreso de Cristo fue Manuel Lacunza (1731-1801) quien era un jesuita chileno. Lacunza se hizo conocidfo por su descollante trabajo acerca de la segunda venida de Cristo, escrito durante su exilio en Italia. Su libro La venida del Mesías en gloria y magestad circuló en fragmentos durante los últimos años de la década de 1780 por toda Europa y América, y fue publicado en forma de libro después de su muerte. FOTO: Manuel Lacunza.
Ramos Mejía estaba tan interesado en esa obra, que copió a mano el manuscrito que poseía el dominico Isidoro Celestino Guerra. Poco después le compra al General Manuel Belgrano un juego de su edición (1500) en cuatro tomos publicada en Londres (1816) en la que efectuó numerosas anotaciones en los márgenes. Las mismas revelan que, mientras Lacunza se encontraba bajo la influencia de su formación teológica católica tradicional, Ramos Mejía compartía muchas de las perspectivas de los reformadores protestantes y de los evangélicos que vendrían después.
Cacique Pampa con tu típica lanza |
Otro de los puntos nodales de su pensamiento político-religioso gira en torno a su noción de Patria, de los derechos individuales y de la representación de los mismos. Cuestión que se relaciona intrínsecamente con su perspectiva americanista y que a su vez permite vincular su propio bagaje intelectual, posiblemente influenciado por pensadores vinculados al Iluminismo francés.
Recapitulando la trayectoria intelectual de Ramos Mejía, debe recordarse que estudió en el Colegio Seminario de la Purísima Concepción de Buenos Aires. Luego en el Colegio Convictorio de San Carlos cursó Filosofía, Gramática, Metafísica, Etica, Lógica y Teología. Su paso por el Alto Peró lo conectó con la influyente Universidad de San Francisco Xavier aunque no hay constancias de que estudiase formalmente en ella. En dicho centro se formaron también algunos de los principales hombres de la Revolución de Mayo (como Moreno, Monteagudo, Paso y Castelli), y en cuya Biblioteca podían consultarse los únicos ejemplares de la Enciclopedia y los pensadores franceses.
Consideramos que Ramos Mejía resemantizó y reconfiguró bajo un lenguaje y una conciencia cristiana profética milenaristas, ciertos postulados de influyentes pensadores iluministas, como aquellas perspectivas rousseaunianas sobre los derechos, la voluntad individual y la falacia de la representación colectiva del Rey y sobre las leyes de la naturaleza (o sobre la naturaleza misma).
“Patria es la unión de voluntades para la conservación de la naturaleza misma de las altas propiedades del individuo de su libertad é igualdad, inalienables... Americanos! No abandonéis jamás con impunidad vuestros altos derechos. Romanos 10:7. Deut. 30: 12. a las facinerosas redes de las personalidades electorales en cuantos pretenden ser vuestros representantes, sino conocéis primero esos vuestros derechos: quomodo autem audient sine predicanti ? Ib. v. 14 para cometer su conservación, y exaltación á ese en quien la mano del Omnipotente esté con él, y que la obra de la salud de la patria no dependa de ninguna personalidad, sino de la naturaleza misma” (Clemente Ricci, "El evangelio de que responde ante la Nación el Ciudadano Francisco Ramos Mejia", pag.18 (4) y 19 (5)
“Entre las vaciedades de vuestro destino, siempre ha interpelado el mundo viejo a una soberanía imposible y quimérica á la naturaleza misma de vuestra representación individual, y de vuestras invencibles preocupaciones. Micheas 5: 2. Gen.2:15 y 3: 23. Imposible, y quimérica, porque cada individuo representa naturalmente a su individuo, y nada mas...” Idem ant. pag. 19 (5) y 20 (6)
Algunas de las creencias que creía haber encontrado en su Biblia Vulgata de San Jerónimo, principalmente desde 1814 fueron las siguientes:
1. La Biblia es la única norma de fe y doctrina.
2. Dios es creador y soberano.
3. Cristo y los apóstoles constituyen el único fundamento verdadero de la iglesia cristiana.
Típica reunión de Indios Pampas cristianizados en 1820 |
4. Los Diez Mandamientos son válidos para la cristiandad, incluso el cuarto. Ramos Mejía guardó el sábado, séptimo día de la semana, desde que descubrió esta verdad hasta su muerte. En sus establecimientos tanto indios como peones no trabajaban en ese día y realizaban cultos.
5. La segunda venida de Cristo será literal, material e inminente.
6. En cuanto al estado de los muertos, sostuvo que cuando el hombre muere sus funciones cognitivas desaparecen y su cuerpo se desintegra en el polvo de la tierra.
7. La resurrección se producirá cuando Cristo regrese a esta tierra.
8. La salvación se obtiene sólo por fe en Cristo.
9. La Biblia enseña que el sacerdocio puede ser ejercido por todos los creyentes.
10. La adoración de imágenes es contraria a la enseñanza bíblica y por lo tanto debe ser rechazada.
11. Otras Creencias polémicas: otros historiadores e investigadores mencionan otras creencias consignadas en otros documentos de esta web.
Algunas de estas creencias también son expuestas por el historiador Cesar Ceriani Cernadas y son trascriptos algunos conceptos en los tres párrafos siguientes.
"Es posible sintetizar en ciertos tópicos fundamentales el cuerpo de creencias de Ramos Mejía que encuentran una significativa similitud a creencias comunes al protestantismo. Es preciso aclarar que este conjunto de creencias no fueron volcadas metódicamente en un solo escrito, sino que son parte de las profusas notas y comentarios que Ramos Mejía en los márgenes de su obra lacunziana. La impugnación a la autoridad interpretativa de la Iglesia Católica encuentra aquí su más clara manifestación." (Ciriani Cernadas)
Francisco de Paula Castañeda (1776-1832 |
"Unido a estas creencias, el dominico Francisco de Paula Castañeda -su inquisitivo perseguidor- lo acusa de `haber quemado las imágenes y eliminado el santoral católico´. Estas cuestiones nos inducen a pensar en una negación, por parte de Ramos Mejía, de considerar a los Santos como intermediarios ante la divinidad, y concebir que a través de la adoración de las imágenes (sean del sistema de Santos, Vírgenes, o Cristo mismo) se logre alguna efectividad de carácter sobrenatural. Esto representa, como bien sabemos, uno de los ataques centrales de la doctrina protestante hacia el catolicismo romano, bajo la idea de que esa veneración de las imágenes católicas era otro claro signo de cómo el pensamiento religioso no cristiano y la “idolatría” habían llegado para quedarse en la Iglesia de Roma."
"Todos estos tópicos nos hacen pensar en un sistema religioso cristiano en parentesco al concebido por sectores del protestantismo, particularmente al del movimiento “puritano” ingles que emergió siglo y medio después de la Reforma luterana. Recordemos que los “puritanos” recibieron ese sobrenombre por su enfática voluntad de regresar a la pureza de la Iglesia de los tiempos apostólicos, en explícita oposición al camino recorrido por el cristianismo popular desde su conformación como única religión del Imperio Romano, bajo el reinado de Emperador Constantino en el siglo IV." - VER apreciaciones adicionales de Ciriani Cernadas.
A causa de que su vida se desarrolló en medio de una época de rápidos cambios socio-políticos en su tierra natal, Ramos Mejía centró sus mejores esperanzas en el prometido regreso de Cristo a esta tierra y en una vida de preparación, humanamente responsable y obediente a los 10 Mandamientos tal como se escribieron en la Biblia.
Las publicaciones religiosas de Ramos Mejía produjeron reacciones inmediatas. El gobierno provincial de Buenos Aires le ordenó que "se abstenga de (establecer) promover prácticas contrarias a las de la religión del País, y cese de producir escándalos contrarios al buen orden público, al de su casa y familia, y a su reputación personal" (ver FOTO der.). La orden fue firmada por el Ministro Bernardino Rivadavia y se dio como resultado de un informe de José Valentín Gómez, un influyente clérigo de la época.
Como respuesta a esto, el terrateniente pampeano escribe un documento que no fue quemado ni "desaparecido" por sus detractores titulado "El Evangelio de que responde ante la Nación el ciudadano Francisco Ramos Mejía", un explícito y críptico escrito de varias páginas, de irregular sintaxis, puntuación y argumentación, con frases en latín, citas bíblicas y con referencias a Lacunza y su obra. (Documento en el AGN - Archivo General de la Nación). Aun hoy se puede descubrir el pensamiento de Ramos Mejía en otros documentos como:Las anotaciones hechas en los márgenes de la obra "La Venida del Mesías en Gloria y Majestad" (de la edición Belgraniana de 1816), compuesta por 4 tomos.
Plan para poblar pacíficamente la Pampa: Manuscrito de Francisco Ramos Mejía al Exmo.Supremo Director de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Los Tapiales, 10 de agosto de 1814. Tiene diez hojas autógrafas.
El "Evangelio de que responde ante La Nación el ciudadano FRANCISCO RAMOS MEXIA. Año 1820”, Diez hojas. (Documentación, publicada por el historiador Clemente Ricci) op. cit.
Carta o Memoria de Francisco Ramos Mejía al Gobernador sustituto Don Marcos Balcarce, remitida desde la estancia Miraflores, Partido de Monsalvo (actual Pdo. de Maipú, Prov. Bs. As.), el 28 de noviembre de 1820. En ella se indica que se adjunta el “Abecedario de la religión”. Este "Abecedario" es mencionado pero núnca ha sido encontrado.
Libreta de apuntes con anotaciones familiares de puño y letra de Francisco Ramos en posesión de uno de sus descendientes actuales (se conocen transcripciones parciales).
Adicionalmente existen varios informes y documentos oficiales donde se puede apreciar que Ramos Mejía no sólo estaba guardando el sábado, sino estableciendo otra religión persuadiendo a otros, incluyendo a los trabajadores de sus campos y a los indígenas que habían buscado su protección, a hacer lo mismo. El hecho de que fuera un laico y se atreviera a entrometerse en asuntos doctrinales desde la perspectiva bíblica, constituyeron argumentos suficientes para que fuera considerado hereje.
Informe del General Martín Rodriguez con intimación y arresto - 1821
Informe del Comandante Ramón Lara al Gob. Sustituto Martín Rodriguez
Informe del Provisor del Obispado Dr. Valentín Gómez a pedido de Bernardino Rivadavia
Tres cartas del Cmte. Juan Cornet al Ministro de Guerra (1820, 1821, 1822) desde el Fuerte Kaquel Huincul.
( .... )
Francisco Ramos Mejía, por supuesto, hizo caso omiso de la advertencia. Por el contrario, continuó obedeciendo lo que consideraba Divino, leyendo a sus trabajadores porciones de la Biblia y protestando por el tratamiento que recibían los indígenas.
Habiendo surgido acusaciones en su contra, de proteger y apañar a aborígenes involucrados en recientes malones, sumado a sus creencias religiosas cuestionadas, el General Martín Rodríguez, luego de asesinarle 80 de sus peones indios (enero de 1821), ordenará su arresto con su familia en la Casona de Los Tapiales donde la tristeza y la enfermedad acabarían apagando la luz de una Argentina que pudo ser diferente. Como el apóstol Pedro, Ramos Mejía afirmó que en asuntos de fe y conciencia "es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29)".
Ramos Mejía pareciera ser el primer precursor filosófico del gran movimiento adventista del Siglo XIX entre los que se encontraron numerosos intelectuales argentinos y representantes en todo el mundo. En la actualidad, la religión e Iglesia Adventista Del Séptimo Día, que llegaría formalmente al país en 1893 luego de haberse organizado en los Estados Unidos en 1863 (1844), parece ser la portadora contemporánea de gran parte de las creencias de este prócer argentino.
Francisco Hermógenes Ramos Mejía falleció el 5 de marzo de 1828 en su estancia Los Tapiales con solo 54 años. El mismo día de su muerte, su familia inició los trámites para poder sepultarlo en el parque de la Chacra de Los Tapiales. Pasaron dos días esperando la autorización gubernamental para la inhumación, la cual no llegaba posiblemente debido a sus antecedentes de "hereje". Ante el hecho de que el cuerpo de Francisco Ramos Mejía continuaba en una de las salas de la chacra, al tercer día entraron a la habitación ocho aborígenes, quienes tomaron el féretro con el cuerpo de Don Francisco y lo depositaron sobre una carreta. Lentamente y escoltado por varios Pampas que esperaban, formaron un un cortejo que cruzó el Río Matanzas y se perdió rumbo a los pagos de Monsalvo. Nunca se llegó a confeccionar un acta de defunción y nunca se supo el lugar exacto en el que su cuerpo fue enterrado por los fieles Pampas a su servicio. Ese secreto murió con ellos y su cuerpo aún espera la resurrección prometida por Jesucristo en los santos evangelios. (Foto: dibujo de un cortejo indio)
Ramos Mejía murió 16 años antes de comenzar la historia oficial del movimiento mundial adventista (1844) y lo hizo como fiel guardador del sábado y creyendo en la segunda venida de Cristo. Esto lo califica más allá de toda duda para ser considerado PRECURSOR de una fe cristiana similar a la Adventista del Séptimo Día, posterior a la Revolución Francesa, de que se tenga registro.
Ceriani Cernadas, César: “Francisco Hermógenes Ramos Mejía (o Mexía)(1773 - 1828): un profeta milenarista en los albores de la independencia argentina”. Trabajo presentado en el IX JORNADAS SOBRE ALTERNATIVAS RELIGIOSAS NA AMÉRICA LATINA. Instituto de Filosofia e Ciências Sociais – UFRJ - Rio de Janeiro, Brasil, 21 a 24 de Setembro de 1999.
Ramos Mejía, Enrique. Los Ramos Mejía. Apuntes históricos. Buenos Aires: Emecé, 1988.
Sáenz Quesada, María. Los estancieros. Buenos Aires: Sudamericana 1991.
Saldías, Adolfo. Vida y escritos del Padre Castañeda. Buenos Aires: Arnoldo Moen y Hermano Editores, 1907
Pico, José María. “Cuando los místicos van al desierto. El plan de Francisco Hermógenes Ramos Mexía para poblar la pampa y procurar su civilización en 1814”. La Prensa Buenos Aires): Suplemento dominical, 16 de marzo de 1986.
Pico, José María. “Don Guillermo Ross. Un escocés altanero”. Genealogía 24 (1991)
Priora, Juan Carlos. Don Francisco Hermógenes Ramos Mejía. Buenos Aires: Asoc. Casa Editora Sudamericana, 2008.
Ricci, Clemente. “Francisco Ramos Mexía. Un heterodoxo argentino. Como hombre de genio y como precursor”. La Reforma (julio 1923)
Scenna, Miguel Angel. “Francisco Ramos Mejía, el primer hereje argentino”. Todo es Historia 2 (mayo 1968): 78-92.
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